COLABORACIÓN
Por Elmer González Cavallo
Además de ser una preparación culinaria en base a harina “La Galleta” representa uno de los golpes a la cara de connotación más ofensiva en la psicología social de la República Dominicana.
Desde el intríngulis psico social criollo, el gran sentido insultante de este tipo de porrazo denominado “Tabaná” se define por ser ejercido esencialmente con la “mano abierta” aspecto que históricamente resulta ultrajante.
Este impacto de daño en el rostro es prima del Pescozón o Pecozá, golpe dado con la mano semicerrada a una persona en la cara.
A diferencia de la Trompá que se ejecuta con gran descarga de ira y con el puño (mano cerrada), la “Tabaná”, refleja un temperamento, un carácter o personalidad narcisista, demostrando desdén y desprecio a otras personas para dar la impresión de que son superiores.
Es evidente entonces, que en la Patria de Duarte existen diversos tipos de artes marciales con diversas interpretaciones y de estilo netamente dominicano.
De ahí que generalmente y como elemento idiosincrático, el dominicano (a) cuando siente que adquiere poder (militar), asume y expresa con ímpetu y rasgo popular, que puede “Dar Galleta”
En esa base, el análisis sociológico sobre el agresivo acto de “La Galleta Cubana» protagonizado por un sujeto de origen cubano (de ingreso ilegal al país) sobre un agente alistado de la Digesett, demuestra que este perínclito tiene gran dificultad para manejar sus emociones y su comportamiento.
Es sin dudas el significado de una agresión humillante, vejatoria y esencialmente un impacto peyorativo al ser humano, con gran impacto despectivo y hasta despreciativo a la autoridad, y al mismo sistema democrático del país.
Hay quienes han expresado que el cubano ejerció su libertad (esa facultad o Derecho que no logró en el sistema de su propio país de origen).
Es preciso resaltar que la libertad no puede asumida como cada uno quiere o quiera en una finca (patria) que no le pertenece. Sobre todo, nunca puede esta ser separada de lo que es justo.
Taxativamente expreso que la libertad de quienes nos visitan o nos inmigran, termina justo cuando comienza los preceptos de una patria y una sociedad que tanto sacrificio ha costado.
En ensayos anteriores, hemos cuestionado las actuaciones inadecuadas de los agentes de la entidad que fiscaliza el tránsito, en esta oportunidad se puede colegir que este suceso amerita la aplicación de un régimen de consecuencias ejemplar.
Y aunque en este breve análisis nunca se pretendió vincular el concepto de género o ideología política, como colofón surgen las dos preguntas siguientes:
¿Qué hubiere pasado socialmente si es a la agente femenina que el cojonudo le da la Galleta?
¿Qué hubiere pasado si ese cubano agrede a un agente en su propia Cuba comunitoide?
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El autor es Humanista, Ecologista, Ensayista, Deportista, Fotógrafo, Folclorista, Investigador, Arquitecto, posee un Máster en Educación Superior y es además, Catedrático Universitario.