COLABORACIÓN
Por Antonio Corcino
Recientemente, hemos sido testigos de cómo la política puede convertirse en un juego peligroso de distorsión y manipulación. En un intento por capitalizar ventajas electorales, algunos partidos de oposición acusaron al presidente Abinader de llamar «Plaga» a los motoristas durante una entrevista.
Sin embargo, los videos disponibles en redes sociales muestran claramente que el presidente se refirió a las «placas» de los motores, en el contexto de medidas para organizar este sector.
Este episodio revela una realidad política preocupante.
En la carrera, por obtener apoyo y desacreditar al adversario, se recurre a tácticas cuestionables que, en lugar de generar beneficios, pueden tener consecuencias negativas inesperadas. La oposición, al tratar de sacar provecho de esta situación, terminó siendo víctima de su propia estrategia al quedar expuesta la verdad.
El presidente Abinader, en respuesta a estas acusaciones, advirtió que la verdad siempre sale a la luz y que aquellos que intentan manosear la realidad eventualmente se enfrentan a las consecuencias de sus acciones.
En este tramo final y conforme se aproximan las votaciones del 19 de mayo, resulta cada vez más intensa. Este incidente sirve para recordar los riesgos que constituye jugar con la verdad y maniobrar el discurso público.
El respaldo del sector motoconchista al gobierno también se ha hecho evidente en medio de esta controversia. Representantes de este sector han expresado su apoyo al presidente Abinader, destacando el respaldo que han recibido en términos económicos y de políticas sociales.
La intentona de una parte de la oposición política dominicana en su angustioso afán de tener respaldo ha resultado en un efecto contrario, generando rechazo y repudio entre los motoconchistas y la opinión pública.
Ante lo expuesto nos queda la lección.
El fruto de este episodio subraya la importancia de la transparencia y la honestidad en la política. Retorcer y manipular los hechos pueden tener consecuencias devastadoras, no solo para quienes las emplean, sino también para la credibilidad de los actores políticos como al sistema político.
La enseñanza que queda es clara: en la búsqueda de apoyo y legitimidad, la verdad siempre prevalece, y aquellos que juegan con la realidad corren el riesgo de ser descalificados.

