COLABORACIÓN
Por Dra. Ana Gómez
Al comienzo del año escolar dos cosas para tener en cuenta, el sueño de nuestros estudiantes y la nutrición para el buen aprendizaje, en el Día de hoy hablaremos del Sueño.
Durante el sueño las neuronas realizan procesos de limpieza de toxinas, regeneración celular y consolidación de los aprendizajes.
Cuando no dormimos lo suficiente, experimentamos problemas de atención y concentración, lo que puede afectar nuestra capacidad para aprender y retener información.
Sin memoria no hay aprendizaje y sin aprendizaje no hay estudiante capacitado como tampoco habrá seguridad de supervivencia en una sociedad, como la actual, altamente tecnificada.
Un niño de 7 años o menos debe dormir un promedio de 10 horas, dividas en dos o tres horas de sueño durante el día (siestas) y ocho horas durante la noche, mientras que un jovencito de 7 a 18 años puede dormir un promedio de 8 horas (una en la siestas o descansos del día) y seis o siete durante la noche. No es recomendable siestas para los adultos (en especial si pasan de los 50 años) quienes dormirán un promedio de 5 a 6.5 horas.
En forma práctica se recomienda que el niño duerma dos horas durante el día pues esto permite reponer su cuerpo y además iniciar un proceso de almacenamiento y archivo de sus experiencias del día.
El niño está aprendiendo no solo matemáticas y lenguaje sino que continuamente debe asimilar relaciones interpersonales, conceptos, ideas, sentimientos, frustraciones, orden, disciplinas, reglas y regulaciones.
La mente del niño debe integrar un sin fin de ideas y pensamientos durante el día normal de existencia, razón por la que asegurar el sueño o buen dormir de los niños debe ser una tarea fundamental para asegurar un buen aprendizaje.
El cerebro de los niños no ha terminado de madurar hasta los 7 u 8 años, por lo que nos urge asegurar que este cerebro en maduración sea provisto de todo lo necesario para un buen desarrollo del sistema nervioso central.
Como asegurar un buen dormir para los estudiantes
Especialmente a estudiantes en la primera etapa de formación escolar (entre 3 y 8 años).
1) Todo estudiante debe ir a la cama a una hora regular cada noche. De 8 a 9 para los pequeños y de 9 a 11 para los mayores.
2) Todo estudiante debe levantarse a una hora regular cada día.
3) Una hora antes de acostarse debe reducirse el nivel de actividad de manera que el cuerpo inicie el proceso de descanso antes de acostarse.
4) La cama sólo se usa para dormir. No se debe permitir al estudiante comer, leer, oír música, ver televisión o ninguna otra actividad. Estas actividades entorpecen el proceso de la relajación necesaria previa al sueño. La televisión, el teléfono y las computadoras son elementos que agregan emociones incontrolables en horas en la que la mente debe ir preparándose para el descanso.
5) Evitar que los ruidos y sonidos de los que aun continúan despiertos estimulen a los que se han acostado.
6) Usar ropas de dormir que permitan la aireación del cuerpo.
7) Asegurar que la temperatura de la habitación sea lo más agradable posible. Evitando los extremos (ni muy frió ni muy caliente).
8) Asegurar una protección contra animales que puedan entrar en contacto con el cuerpo (cucarachas, mosquitos, hormigas, chinches, etc.) por medio de limpieza periódicas de la ropas de cama, sabanas y colchones y o por medio de mosquiteros y aisladores.
Bajar la intensidad de la iluminación
8) La luz es el más fuerte estimulante del sistema nervioso central como indicador de que «aún las actividades del día continúan». Por ello se recomienda que una hora antes de ir a la cama sean apagados todos los bombillos de alta intensidad dejando la habitación a media luz o en penumbra.
9) Un buen baño con agua tibia prepara el cuerpo para un profundo descanso.
10) Evitar comidas fuertes o de alto contenido proteico (carnes, mariscos, etc.), pues el sistema digestivo debe estar listo para el receso de actividad a la hora de dormir.
Con estas acciones aseguramos el buen dormir de todo estudiante. Permitiendo con ello la asimilación de los conceptos educacionales así como las experiencias y sentimientos de diario vivir.
La autora es médico médico general, gerente en salud, auditora y locutora. Parte de esta publicación tuvo soporte con datos obtenidos de Educando con Wazar Gómez.