COLABORACIÓN
Por Lester Mckenzie Hamilton
La Lectura para Reflexionar del domingo pasado ha sido motivo de comentarios por diferentes vías de seguidores de nuestras publicaciones, lo cual agradecemos tanto que han servido de pie de amigo para continuar con el tema.
La educación es todo un proceso que no se consigue de repente, ni lo venden en potecitos en las farmacias, ni se madura con carburo.
Hay quienes refieren que la educación inicia desde el mismo momento que los padres saben que van a tener un hijo, pero con su anuencia me voy un paso mas atrás pues creo que desde que la pareja se conoce e inicia esa relación que sobre la marcha se va afianzando, solidificando con seriedad, empiezan a aflorar visos de lo que será esa formación en sentido general a mediano y largo plazo y hay que tomar muy en cuenta que no muchas parejas se preparan seriamente para el matrimonio y mucho menos para procrear hijos.
La situación que viven los padres de hoy a causa de la ausencia por motivos laborales en un buen porcentaje de los casos, motiva que ese hueco sea malamente ocupado por la TV, la computadora, los juegos electrónicos o hasta por una criada que es contratada para ello, por ejemplo, y por consiguiente ese poco tiempo de supervisión-orientación que se le brinda a los hijos está provocando situaciones inquietantes teniendo por resultado que tengamos familias fallidas y por ende, una sociedad fallida.
Reconocemos que hay parejas y hasta hogares unimembres que han sabido hacer los ajustes necesarios para salvar este obstáculo.
Educar implica darle un espacio obligatorio a los valores humanos acumulados en el desarrollo de la humanidad y situar la permanencia del amor al prójimo y a Dios sobre todas las cosas como valores supremos en todas las instancias.
Es una labor singular y a la vez conjunta, singular porque ella requiere de manera individual de los detalles y cuidados imprescindibles como para sembrar en el infante raíces lo suficientemente solidas para la consecución de la efectividad vivencial; pero ha de ser un proceso conjunto porque padres, familiares, profesores, amigos y hasta vecinos deben unirse y actuar en coordinación absoluta para que la formación tanto escolar como hogareña puedan marchar unidas, tomadas de la mano, hacia el mismo objetivo: El crecimiento físico, mental, emocional y espiritual del individuo.
El comportamiento de los jóvenes de hoy es, en su generalidad, el producto de las programaciones, los estímulos que recibieron de los adultos que les formaron en su infancia de ayer y aquí no hay suerte, la suerte es proporcional al esfuerzo, la visión y la concepción que se tenga en lo que respecta a los «fundamentos básicos de formación hogareña».
Educar es tarea cotidiana y rigurosa que al final rinde sus frutos, muy dulces y apetecibles por cierto. Es la gran e ineludible responsabilidad de todo el que tiene frente a si, en cualquier momento, a alguien que necesite de la palabra, el consejo y/o el ejemplo.
Ocupémonos de educar al infante hoy para que la sociedad no tenga que condenar al adulto mañana.
Disfrutemos de este radiante y hermoso domingo en familia, como debe ser, y recordemos que la siembra es opcional, pero la cosecha es obligatoria.
¡Tengan todos un excelente dia cargado de bendiciones!