COLABORACIÓN
Por Fernando Betancourt
Marchas, protestas, dolor, es el escenario donde tres jóvenes dominicanos intentan hacer valer sus principios, intentan que su voz sea escuchada. Pero no basta, ordenes desde un escritorio son dadas para silenciarlos, ellos sin cuestionar la orden sencillamente salen en cumplimiento de ella, sin pensar que unas madres ya no tendrán sus hijos, que unos hermanos ya no los volverán a ver y que probablemente sus hijos quedaran huérfanos.
El papel de los militares en la sociedad ha sido objeto de debate durante siglos. En muchos casos, los militares son vistos como protectores de la nación, encargados de defender a los ciudadanos y mantener la paz. Sin embargo, hay situaciones en las que los militares han sido acusados de actuar en contra de los intereses del pueblo, apoyando a gobiernos tiránicos y reprimiendo a la población.
Una de las razones por las que los militares pueden mostrar una lealtad excesiva a gobiernos tiránicos es el adoctrinamiento.
Desde el momento en que ingresan a las fuerzas armadas, los soldados son entrenados para seguir órdenes sin cuestionarlas. Este tipo de entrenamiento puede llevar a una mentalidad de obediencia ciega, donde los soldados no cuestionan la legitimidad de las órdenes que reciben.
Además, los militares a menudo están aislados del resto de la sociedad. Viven en bases militares, tienen su propio sistema de justicia y, en muchos casos, sus propias comunidades. Este aislamiento puede llevar a una desconexión con la realidad que vive el resto de la población, haciendo que los soldados no vean el sufrimiento que sus acciones pueden causar.
Otro factor es el miedo.
En muchos regímenes tiránicos y no tiránicos, los militares que se atreven a cuestionar las órdenes o a oponerse al gobierno o una línea de mando pueden enfrentar graves consecuencias, incluyendo la muerte.
Este miedo puede llevar a los soldados a seguir órdenes que saben que son incorrectas, simplemente para protegerse a sí mismos y a sus familias.
Finalmente, la propaganda juega un papel crucial. Los gobiernos tiránicos a menudo utilizan la propaganda para justificar sus acciones y para pintar a sus opositores como enemigos del estado.
Esta propaganda puede influir en la percepción de los soldados, haciéndoles creer que están actuando en defensa de la nación, cuando en realidad están reprimiendo a su propio pueblo.
En los meses siguientes la republica dominicana será escenario del recordatorio de intervenciones militares y represaría contra un pueblo que solo buscaba su libertad, las botas, los tanques de guerra y las consignas musicales de parte de los militares norteamericanos en territorio dominicano marcarán el punto de inflexión entre las protestas de un pueblo que solo buscaba independencia.
Es entonces en ese momento cuando militares humanos recordaron que el objetivo no era el pueblo, que debían estar del lado del pueblo.
Desde abril de 1965, la República Dominicana ha experimentado varias intervenciones militares significativas.
Causa: La intervención comenzó el 28 de abril de 1965, cuando los Estados Unidos enviaron tropas para evitar que Juan Bosch, un líder progresista, reasumiera la presidencia después de un golpe de estado en 1963.
Hoy por hoy ni a los mismos miembros de los partidos fundados por ese líder les importa el pueblo, solo les importa llenar sus bolsillos y venderse al mejor postor.
Consecuencias: La intervención resultó en la ocupación de Santo Domingo y la instalación de un gobierno paralelo. La intervención terminó en septiembre de 1966, con la retirada de las tropas estadounidenses.
Intervención de la Fuerza Interamericana de Paz (1965-1966):
Causa: Esta fuerza, compuesta principalmente por tropas estadounidenses y de otros países miembros de la OEA, fue enviada para mantener la paz y estabilizar la situación política en el país.
Consecuencias: La intervención ayudó a aislar a los constitucionalistas y a instalar un gobierno de reconstrucción nacional. Eventualmente, llevó a la elección de Joaquín Balaguer como presidente.
Lamentablemente ha caído en el olvido esta realidad y solo temas manejados políticamente salen a relucir en estos espacios, desde las mismas escuelas no se toman en cuenta con la debida autoridad esta realidad y producto de esto estamos teniendo una juventud que se interesa menos y menos de su historia.
Obvian que para tener el presente que hoy disfrutan hubo un pasado sombrío, lleno de dolor y muertes. Al parecer está dando resultado la frase «pan y circo». Hoy por hoy se está sumido en el entretenimiento a cualquier precio, menos al precio de mantener la estabilidad socio moral, donde se ignora que las mismas consecuencias de muchos de los países de Latinoamérica, podría correrla el pueblo dominicano.
Es cierto que de la misma manera que el pueblo tiene derechos, también tiene deberes, que es intolerable la falta de respeto hacia los cuerpos castrenses, pero quien fue que dijo que los militares tienen licencia para actuar como les dé la voluntad, quien fue que dijo que tienen derecho a maltratar al ciudadano solo porque porten un arma, un rango y un uniforme que los identifica como policías, como militares. Están para mantener el orden, para cuidar la patria, pero también para cuidar al ciudadano, ya basta del abuso de poder.
Creo que cada uno de ellos debe recordar que la única diferencia marcada entre el ciudadano común y ellos es ese uniforme y que por ende bajo ningún concepto tienen una inmunidad para maltratar al pueblo, que deben honrar ese uniforme que portan.
A cada persona que logra cierta autoridad se le olvida muy pronto que existe una ley de gravedad que dice: todo lo que sube, baja.
Hago un llamado a todos los militares, recuerden que cuidar la soberanía de la patria es cuidar de cada ciudadano dominicano, es actuar como seres humanos, es valorar la vida.