COLABORACIÓN
Por Lester McKenzie
El pasado domingo 16 de los corrientes volvieron los abrazos, las sonrisas, las carcajadas, las anécdotas, los recuerdos, al cristalizarse otro encuentro de baloncestistas veganos de las décadas ’60-’70.
El mismo se realizó en la capital dominicana y el lugar no pudo ser más propicio gracias a las gestiones de Mauricio Sang, el restaurant Delicias Campestres en el Barrio Chino.
Después de media mañana empezaron a hacer acto de presencia los conminados y la llegada de cada uno de ellos estuvo acompañada de esa sincera sonrisa que solo se refleja en rostros que comprenden la magnitud de encontrarse con amigos-hermanos de antaño.
Cuando nos adentramos en el ocaso de nuestras vidas cuán importante es reconocer que nuestra amistad ha crecido cual árbol frondoso en el terreno donde la hemos plantado y que necesita de este tipo de abono para que sus raíces sigan creciendo fuertes y puedan resistir los embates de la adversidad y los vientos de tormenta de esta época.
Un amigo es una verdadera obra de arte que no se fabrica en serie, es un tesoro y todo el que posee un tesoro cuida de él y pone todos los medios a su alcance para que no disminuya ni pierda su valor.

El baloncesto ha sido uno de los pilares del deporte vegano y ese grupo de destacados de ese deporte que aparecen en las fotos, encabezados por nuestro Inmortal del Pabellón del Deporte Dominicano y del Templo de la Fama del Deportista Vegano, Fernando Arturo Teruel, es una buena representación de quienes en su momento han sido de los grandes responsables de darle forma a las bases sobre la cual se ha edificado la casa del baloncesto vegano.
Aprovecho para agradecerles a pesar de sus múltiples ocupaciones y compromisos, el que hayan aceptado la invitación y asistido para compartir de ese inolvidable reencuentro, y a aquellos que por causas de fuerza mayor no pudieron acompañarnos les comento que los trabajos para el próximo encuentro que sería a finales de Abril en La Vega están bien avanzados. Ya les comunicaremos con tiempo para los fines de lugar.
¡Hasta una próxima entrega sabatina!