Por Julio Tolentino
La Romana, R.D.- La provincia de La Romana, la más joven de las provincias del Este del país y la de menor extensión territorial (652 km²), a 122 años de haber constituido su primer ayuntamiento (1901) y a 79 años de haber sido elevada a la categoría de provincia (1944). Con una población de 345 mil habitantes, según ONE en datos del 2015.
La Romana, desde sus orígenes (finales de siglo XIX) hasta la actualidad, ha mostrado un marcado y sostenido desarrollo comercial y urbanístico, donde destacan actualmente diversos medios de comunicación (radio y televisión) y grandes industrias y empresas; además, con presencia de grandes cadenas comerciales nacionales y extranjeras; un aeropuerto, un puerto marítimo y varios complejos hoteleros, varias universidades, etc.
Actualmente La Romana posee como autoridades (electas y designadas): 1 senador, 4 diputados, 1 gobernador, 3 alcaldes, 2 directores distritales, 27 regidores y 5 vocales; representados en ellos unos 5 partidos políticos diferentes.
Más de una veintena de directores provinciales, sub-directores nacionales y vice-ministros, de diferentes dependencias o carteras del aparato estatal. Sumado a todo ello las autoridades militares, policiales, judiciales, el Consejo de Coaarom y las fuerzas sociales, tales como eclesiásticas, gremios profesionales, empresariado, sindicatos, asociaciones deportivas y demás.
Dicho esto, a modo de introito y para ponernos en contexto; es evidente que La Romana luce frizada en el tiempo, presenta un letargo en cuanto proyecciones sobre el futuro de los romanenses como pueblo. No existe una agenda en común ni una unificación de criterios entre los actores que componen la estructura de autoridades romanenses, solo proyectos dispersos individualmente.
El mal llamado Consejo de Desarrollo Provincial nunca ha sido funcional, no ha operado nunca, se ha quedado en papeles y en breves reuniones estériles. Aunque siendo justos, ha habido varios intentos e iniciativas de núcleos y proyectos de desarrollo provincial de corto alcance, breve duración, pero sin resultados palpables.
El desarrollo y planificción de una provincia no debe limitarse a la pobre agenda temática de: si se recoge o no la basura, si se repara o no una lámpara, un imbornal, si se limpia o no el cementerio, el mercado, si llega o no llega el servicio del agua, tapar un hoyo, reparar un semáforo, etc.
Los romanenses debemos de, juntos preguntarnos, qué vamos a hacer con temas tan neurálgicos y medulares como: el tránsito, los estacionamiento, los espacios públicos que nos han robado, la problemática de la cárcel preventiva, el tema de Río Salao. Cómo vamos a conectar a Villa San Carlos con Pica Piedra. El transporte de Villa Hermosa, cómo vamos a lograr un nuevo acueducto para parte oeste de la provincia, etc.
Cómo vamos a conectar o viabilizar a Caleta con Cumayasa, qué vamos a hacer con la Puerta 8, el hospital del Seguro, los estacionamientos en el casco urbano, cómo haremos una entrada digna y emblemática a la provincia y otras tantas tareas pendientes. Cuál es la ciudad que queremos legarle a nuestros hijos y nietos, a 30 o 40 años. Es mucho lo que se ha planificado y teorizado, debemos juntos pasar a las acciones concretas.
La unificación y concertación del liderazgo político y social, debe iniciar de arriba hacia abajo, motorizado y dirigido por quienes ocupan las posiciones de mayor jerarquía y quienes administran los mayores presupuestos. La experiencia me dice que una provincia carente de unidad y liderazgo, no es escuchada ni tomada en serio por el gobierno central de turno.
El presente artículo, si se quiere, es una autocrítica a quienes estamos llamados a representar, a dirigir o liderar, en mayor o menor medida. Lejos de confrontar, señalar culpables o denostar el trabajo que algunos estén haciendo de manera dispersa, lo que se busca es hacer un llamado de atención para la unificación del liderazgo sobre el futuro de La Romana.
No afirmo que haya gente que no les duela La Romana, de ninguna manera, hay mucha gente buena preocupada y ocupada por el presente y futuro de La Romana, pero hace falta unidad, hace falta despojarse de los egos, la mezquindad, algún resentimiento, de las diferencias partidarias o personales, el afán de protagonismo y de cosechar méritos individuales. Quien quiera dirigir la orquesta debe estar preparado para estar de espalda al público.
El autor es Profesor, Arquitecto, Comunicador y Regidor del Municipio La Romana.