EDITORIAL
Cuando caminas por la vida haciendo daño a los demás, aprovechándote de un poco de poder o de una posición que se te ha otorgado, y dedicas tu tiempo a criticar, atacar y perjudicar a otros sin descanso, debes recordar algo: el poder es efímero.
La vida es un ciclo. Hoy puedes ser martillo, pero el tiempo pasa, y mañana podrías ser clavo. Si actuaste con arrogancia y desprecio, tarde o temprano tendrás que enfrentarte a las consecuencias de tus acciones. El poder pesa, pisa y, sobre todo, pasa.
Siembra siempre el bien, sin importar si alguien lo ve o no. Las acciones de hoy son las cosechas de mañana. Recuerda que las mismas personas que encuentras al subir serán las que verás al bajar. Escucha los consejos mientras estés a tiempo, porque lo que hoy parece eterno puede desaparecer mañana.
Reflexiona y actúa con humildad, bondad y sabiduría. La verdadera grandeza no está en lo alto de la cima, sino en cómo tratas a los demás mientras subes.