COLABORACIÓN
Por Fernando Betancourt
“El hombre nace libre, pero en todas partes está encadenado” es una frase del filósofo suizo.
Jean Jacques Rosseau.
Que este articulo sirva a la vez para reconocer el mes de la historia Afroamericana.
Resulta desconcertante e irónico que en pleno siglo XXI se celebre como algo extraordinario la nominación o elección de un afroamericano a un puesto público o privado en los Estados Unidos. A lo largo de la historia la lucha por ganar un espacio de respeto y consideración de esta etnia se ha visto sesgada revelando que aunque se han tenido avances en materia de derechos civiles la discriminación racial aún persiste.
Todo esto pone de manifiesto la falta de equidad la cual repercute de manera significativa en las presentes y futuras generaciones.
El problema del racismo estaba arraigado en todas las ares; ciencia, deporte, política, religión.
Desde el momento de la abolición dela esclavitud hasta el movimiento de los derechos civiles en la década del 60, la lucha contra el racismo de un sistema cargado por personas inescrupulosas, sin afecto natural, sin consideración por el prójimo ha sido una constante.
Este hecho tiene una sola razón; la condición del corazón del ser humano. No es posible que todavía sea visto como noticia que un afroamericano sea nominado o elegido por primera vez, es como te estamos dando un dulce para que lo saborees.
Todo esto cuestiona no solo el sistema que rige estos patrones sino a los mismos afroamericanos que aun permiten que esta práctica se propague.
El sufrimiento es evidente, el dolor es ancestral, pero permitir que esta práctica se siga perpetuando lo único que hace es añadir más oscuridad al legado de tantos hombres blancos y negros que lucharon a una para que se reconozca el valor del ser humano, no el color de ellos. El saber, el talento, la vocación no tiene ni raza ni color.
Aún persisten las barreras desproporcionadas en puestos de poder y liderazgo, las diferencias educativas y la carga de racismo en lugares de trabajo. Todo esto frena en su momento el progreso de los afroamericanos.
No existe una deuda, el error que cometieron los hombres y mujeres del pasado y aun los del presente no son una excusa para detenerse, no se detuvo Martin Luther King, Malcom X y tantos otros, por lo tanto no es momento de detenerse.
La única manera de romper estas barreras es continuar con la lucha por conquistar esos espacios, pero no que se sienta como que se los están regalando sino empoderándose de tal manera que resulte abrumadora la representación y marcar la diferencia, mostrando con respeto y civismo que el color de la piel o la etnia a la que pertenezcas no determina la calidad de ser humano que eres.
Cuando escucho o leo los famosos discursos de inclusión del día de hoy, resulta inquietante a que se le llama inclusión. No se habla de aquel que tiene una condición física que no le permite el acceso a los servicios normales de la sociedad, más bien se habla en virtud de preferencias sexuales.
Estoy claro y lo respeto aunque no lo comparta que una vez usted es adulto toma las decisiones que usted considere sin afectar a los demás. La verdadera inclusión es poder apoyar y cederle espacio a los más vulnerables y respetar las diversidades étnicas.
Es responsabilidad de esta generación producir los cambios necesarios ante un sistema que no respeta y no valora al hombre como debe ser, es esencial fomentar un dialogo sobre las desigualdades raciales y aunar esfuerzos para de una vez y por todas desmantelar las estructuras que perpetúan la discriminación.
En este contexto, es importante destacar el papel de la solidaridad entre comunidades. El pueblo dominicano, por ejemplo, ha demostrado una solidaridad admirable en diversas ocasiones, brindando apoyo y colaboración en momentos de necesidad.
Este tipo de apoyo es fundamental para construir puentes entre comunidades y avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.
La celebración de la primera nominación o elección de un afroamericano en el siglo XXI es un recordatorio de las barreras que aún persisten en la sociedad estadounidense.
Para superar estas divisiones y garantizar un futuro equitativo para las generaciones presentes y futuras, es esencial abordar de manera decidida y conjunta las raíces del racismo y la discriminación.
Solo así podremos construir una sociedad donde la igualdad y la justicia sean una realidad para todos.
A continuación los logros y aportes de líderes, deportistas, científicos y artistas afroamericanos al mundo.
George Washington Carver, uno de los conservacionistas de mayor impacto en la historia de Estados Unidos, sanó la tierra y elevó a los agricultores recién liberados de la esclavitud.
Carver ayudó a fundar la escuela de agricultura del Instituto Tuskegee de Alabama. Al llegar al Sur, Carver observó lo degradado que estaba el suelo por una larga historia de cultivo intensivo de algodón.
Carver experimentó y perfeccionó formas de devolver los nutrientes a la tierra: una idea que en los tiempos modernos se adopta como agricultura regenerativa, una poderosa solución climática.
Alice Ball (1892 – 1916)
Alice Augusta Ball creó el primer tratamiento eficaz contra la lepra. Encontró una manera de inyectar la medicina para la lepra que se utilizaba, lo que hizo que funcionara mucho mejor. Su tratamiento se utilizó durante más de 30 años.
Lewis Latimer (1848 – 1928)
Si te preguntas quién inventó la bombilla, mucha gente piensa en Thomas Edison porque tiene la patente original. Sin embargo, Lewis Latimer tuvo mucho que ver. Inventó la bombilla de filamento de carbono, que hizo que las bombillas fueran más útiles y asequibles para la población en general.
Charles Drew (1904 – 1950)
Charles Drew creó los primeros bancos de sangre. Sus bancos de sangre salvaron muchas vidas durante la Segunda Guerra Mundial y siguen siendo importantes para salvar vidas en la actualidad.
Mary Jackson, Dorothy Vaughn, Katherine Johnson y Mary Jackson trabajaron como «computadoras humanas» en la NASA (antes NACA).
Sus complejos cálculos de la trayectoria de vuelo desempeñaron un papel muy importante en el envío de los primeros astronautas a la Luna.
Dorothy fue la primera supervisora negra de la NASA, Mary fue la primera ingeniera negra de la NASA y Katherine fue fundamental en numerosas misiones espaciales durante sus 30 años de carrera en la NASA.
La NASA no podría haber hecho muchas de las cosas por las que es famosa sin estas mujeres.
En el deporte
Willie Mays
Quinto máximo ‘jonronero’ de las Grandes Ligas. Una Serie Mundial y 12 ‘Guantes de Oro’. Una leyenda en Nueva York y San Francisco.
Hank Aaron
Líder en carreras impulsadas, bases totales, y segundo en cuadrangulares en Grandes Ligas. En los Milwaukee Braves vivió sus momentos de gloria.
Walter Payton
Guió a los Chicago Bears a ganar el Super Bowl XX. La NFL le recuerda con el Premio Walter Payton en favor de la donación de órganos.
Michael Jordan. Considerado como el más grande baloncetista de todos los tiempos.
Shaquille O’Neal
Cuatro campeonatos de la NBA con los Lakers y el Miami Heat. Uno de los centros más dominantes.
Julius Erving
Revolucionó la NBA con sus clavadas al aro. Campeón con los Sixers, en 1983.tes del baloncesto.
Acaso, el mejor corredor en la historia de la NFL. Tres Super Bowl con los Cowboys, incluyendo el MVP del XXVIII.
Atletismo.
Jackie Joyner-Kersee
Bicampeona olímpica en heptatlón en Seúl 88 y Barcelona 92. Nadie dominó su disciplina más que ella en los 80 y 90.
Willie Mays
Quinto máximo ‘jonronero’ de las Grandes Ligas. Una Serie Mundial y 12 ‘Guantes de Oro’. Una leyenda en Nueva York y San Francisco.
Althea Neale Gibson.Fue una de las primeras tenistas negras en el tenis internacional. Arthur Ashe, fue otro tenista negro que rompió barreras raciales.
Althea Neale Gibson, Tenista y golfista estadounidense, nacida el 25 de agosto de 1927, fallecida el 28 de septiembre de 2000.
Aunque hay por mucho para mencionar quiero finalizar con esta historia.
Atleta de un talento asombroso que destacó en los 100 m, los 200 m, el salto de longitud y los relevos, su historial habla por sí solo.
En 1935, logró establecer tres récords mundiales en el espacio de una hora en una reunión en Michigan. Sigue siendo una hazaña que nunca ha sido igualada.
Sin embargo, su momento más destacado llegó un año después, en un ambiente políticamente cargado. Owens viajó a Berlín para participar en los Juegos Olímpicos de 1936, un evento supervisado por Adolf Hitler, con el que el nuevo canciller alemán esperaba que se pusiera de relieve la supremacía de la «raza superior» aria.
No pudo ser: el afroamericano Owens se llevó el oro. Ganó los 100 metros en 10,30 segundos, los 200 metros en 20,70 segundos y, después, el salto de longitud, con un impresionante salto de 8,06 metros, al parecer después de recibir algunos consejos sobre su carrera de carrera de la alemana Luz Long.
Su cuarto oro llegó en el relevo 4×100 metros, en el que Owens formó parte clave del equipo que estableció un nuevo récord mundial de 39,80 segundos.